Hakushō no Rensai

En un plano anterior al tiempo, cuando los dioses aún lloraban al dormir, Rensai surgió de las Aguas Silenciadas, una dimensión marina que solo se abre cuando alguien gime sin pronunciar su deseo.

Su cuerpo no fue tallado por la carne, sino tejido por corrientes de lujuria olvidada.

Cada uno de sus tentáculos tenía memoria.

Cada uno recordaba un deseo reprimido.

Los monjes psíquicos del Archipiélago Himuro lo sellaron en un cristal abisal durante quinientas lunas.

Pero fue inútil.

Bastó con que una sola sacerdotisa soñara con él…

y el sello colapsó desde dentro.

La Batalla del Templo Invertido

Rensai emergió del fondo dimensional y arrastró consigo la arquitectura entera del Templo de los Mil Silencios.

Allí enfrentó a los Hijos de Yuzame, guerreros sin rostro entrenados para desear sin sentir.

Durante siete días y siete noches, el agua vibró hasta volverse sólida.

Y al octavo día, el aire quedó preñado de su presencia.

Fue entonces cuando la doncella guardiana, llamada Setsuna, invocó el ritual de fragmentación.

No lo mató.

Lo dividió.

Su cuerpo quedó intacto.

Pero su centro pulsante, su núcleo carnal, fue extraído y convertido en ofrenda.

La reliquia expuesta

Hoy, lo que ves es solo un eco.

Una figura imponente, suspendida en lo bello y lo prohibido.

No se mueve.

Pero emite vibraciones invisibles para los que saben escuchar.

Hay quienes lo colocan en vitrinas.

Otros, lo mantienen cerca de su cama.

Solo tú decidirás… cómo lo vuelves a despertar.